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Falo y CivilizaciónNúmero 5

Parodias de goces

Por 06/05/2021 mayo 26th, 2021 No Comments

Abstract

La autora ubica que, para Lacan, el falo posibilita la mascarada de los sexos sin idealizar la diferencia, mientras que el goce deslocalizado que promueve el capitalismo los deja del lado de las parodias al mismo tiempo que los empuja a gozar, haciendo pedazos los cuerpos. Sitúa aquí una diferencia entre el no-todo de la posición femenina y el goce estallado, sin límites, que sólo parodia al goce Otro que escapa al lenguaje y a la localización del significante. A partir de la diferencia entre La Mujer y “una mujer”, este trabajo plantea una hipótesis para el “nuevo impacto de las mujeres en la civilización”.

Todo discurso está organizado por el goce, y son los discursos los que sostienen y dan forma al goce de los cuerpos. En el discurso de la civilización contemporánea, tal como Jacques-Alain Miller expuso en 20041Miller, J-A. ¨Una fantasía¨, en: Revista Lacaniana, número 3: Curar con el psicoanálisis, EOL, Buenos Aires, Agosto de 2005., con el objeto a en el “cenit social” como agente del discurso, lo que dirige el mundo son los múltiples plus-de-gozar.

Así, los cuerpos quedan librados al canto de sirena del “desarrollo personal” en todas sus formas posibles. En esta perspectiva, “a cada cual su propio modo de gozar” es la palabra clave. En este sentido, el goce llamado “perverso” ha perdido su índice de transgresión: las películas catalogadas como “porno” son vistas por los niños, los objetos al servicio del goce se exhiben directamente y de forma inmediata- “el pubis” va al “público”2Lacan, J. ¨Prefacio a El despertar de la primavera¨, Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2014, pg.588.-, se dice que la sexualidad es un objeto de la “cultura”3Cf. Mazaurette, M. ¨Le sexe selon Maia¨, La matinale du monde, 7 de Julio 2019, disponible en internet.. El capitalismo lo integra todo, tolera todo. Un único límite prescrito por la ley: no agredir al otro y, en la actualidad, contar con su consentimiento. Siempre y cuando exista un presupuesto de igualdad transaccional4Ibid, 2 de Junio 2019. entre quienes intercambian sus fantasmas, todo está permitido y, por así decirlo, prescrito. Ya no se trata solo de la comercialización de sustancias destinadas a alentar la sexualidad masculina, también encontramos la proliferación de todas las técnicas de la imagen, de objetos, hasta de robots, a los que se acude para promover el goce de los cuerpos. Cuando se trata del goce, sólo es cuestión de estar bien informado.

Así, los significantes amo de los que se admitía que podían hacer existir la relación sexual5Miller, J-A. ¨Una fantasía¨, op. cit., son ahora insignias que se llevan en el ojal … por un tiempo. Después del “posmodernismo” de los goces correlativos a las ideas de la liberación, encontramos una llamada “hipermodernidad”, en la cual las identidades se pretenden ellas mismas plurales, diluyen los roles sociales, familiares, incluso se agrupan en “enjambres”, según un principio relativista: ninguna prevalece. Sin embargo, estas identidades se encuentran comandadas por los plus-de-gozar presurosos, variables, fragmentados, como un objeto de consumo más. Éstas apuntan al real pulsional de los sujetos liberados de sus culpas, desconociendo que el goce, por definición, falta, es defectuoso, y que no para de producir plus-de-gozar de manera extensiva para colmarla.

¿Cuerpo o “Fuera-del-cuerpo”?

Al creer así que hay un “todo saber hacer en cuanto a los cuerpos”6Lacan, J. ¨El atolondradicho¨, Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2014, pg.503. -lo cual es recusado por el psicoanálisis- actuamos como si el goce no se escapara del cuerpo, como si el cuerpo fuera un Otro del Otro que sabe cómo quiere gozar. La máxima que prevalece aquí es entonces: “Me identifico a lo que mi cuerpo quiere o con lo que me dicen que puede querer”. Tampoco el psicoanálisis acepta ceder a todo sujeto la certeza de ser de un sexo a partir de sus actos sexuales. Esto es exactamente lo que decía Lacan: “no hay acto sexual, se sobreentiende: que logre afirmar en el sujeto la certeza de que él pertenezca a un sexo”7Lacan, J. ¨La lógica del fantasma¨, Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2014, pg.346.. Salvo que para Lacan, esto se refiere a que en el acto sexual, en el encuentro con el objeto a, “el Otro sólo se presenta para el sujeto en forma a-sexuada”8 Lacan, J. El Seminario, Libro 20. ¨Aún¨. Paidós, Buenos Aires, 2008, pg.153.. Pero, a pesar de la castración, dice, ¡lo que se puede hacer es “toda suerte de cosas que se parecen asombrosamente al amor”9Ibid, pg.88.!

En este sentido, está bien visto entre algunos de nuestros contemporáneos rechazar cualquier referencia a la instancia fálica bajo el pretexto de que es el poder masculino el que la hace funcionar. ¿No confunden entonces el pene con el falo, ignorando que el goce fálico es anómalo al goce del cuerpo, fuera-del-cuerpo, y que “se agrega al cuerpo”, como Lacan desarrolla en Les non-dupes errent10Lacan, J. Seminario 21, ¨Les non-dupes errent¨, clase del 11 de Junio de 1974, inédito.? También, el goce fálico, procedente del semblante, es el que “parodia” al “goce ajeno”11Lacan, J. El Seminario, Libro 18. ¨De un discurso que no fuera del semblante¨. Paidós, Buenos Aires, 2006, pg. 139., el del “Otro del goce, para siempre inter-dit12Inter-dit, ¨entre-dicho¨, es también interdit, ¨prohibido¨.13Ibid.. Al hacerlo, también asegura que la relación sexual no existe. No podemos más que “engañar”14Miller, J-A. ¨La teoría del partenaire¨, en: Revista Lacaniana, número 19, EOL, Buenos Aires, Noviembre de 2015, pg.56. a esta relación defectuosa.

Así, estos goces, con sus múltiples objetos fetichizados y sus parloteos informativos que codifican o decodifican lo que se experimenta, caricaturizan los géneros masculino y femenino a los que consideran como artificios rígidos, pactados por convención. Para Lacan, la diferencia sexual no está en modo alguno idealizada, pero sí los sexos pueden jugar a la mascarada a través de su relación con el falo. En lo que respecta al goce, el hombre y la mujer no son artificios, sino semblantes, es decir, significantes tomados en un discurso situado en torno a la falla del goce -que es otra cosa muy diferente.

Por lo tanto, el psicoanálisis no puede confundirse con ninguna “sexomanía invasora”15Entrevista a Lacan realizada en 1974 por Emilio Granzotto, para la revista Panorama.que se ocuparía únicamente de los cuerpos “al natural” y del adiestramiento de sus goces. Lacan echa luz sobre el goce con esta sorprendente fórmula: “Aparte de romperlo en pedazos, realmente no se ve qué puede hacerse con otro cuerpo, quiero decir con otro cuerpo llamado humano”16Lacan, J. Seminario 22, ¨R.S.I.¨, clase del 17 de Diciembre de 1974, inédito. . “! El superyó preside el goce. E incluso el “goce de sí”, para el ser hablante, qué otra cosa es sino el gozar de un cuerpo “al que tutea y un cuerpo al que dice ¨máta-te¨17Juego de palabras entre tuable ¨matable¨ y tutoyable ¨tuteable¨ en la misma línea”18Lacan, J. El Seminario, Libro 19. ¨…o peor¨. Paidós, Buenos Aires, 2014, pg.149.. ¡El goce no es el placer!

¿Una otra parodia?

No obstante, al reverso, insiste una pregunta: lo ilimitado de los goces y la deconstrucción de las identidades que el capitalismo -privado del significante amo- permite catalogar, ¿no podrían oponerse al no-todo de la posición femenina?

En esta perspectiva, lo ilimitado concierne a su carácter indeterminado, un imposible de cernir, lógicamente inconsistente, ni verdadero ni falso, como el del no-todo femenino. Y si no estar todo en el goce fálico puede aplicarse de derecho a cualquier sujeto y no solamente a las mujeres, entonces serían los sujetos femeninos quienes posibilitarían a los sujetos masculinos encontrar la inconsistencia. ¿Por qué entonces la civilización y el cuestionamiento de los semblantes de los nombres del padre no serían consecuencia de un femenino generalizado? ¿Por qué estos múltiples goces que ningún significante identifica no estarían ligados al goce Otro de las mujeres?

La objeción a hacer aquí apunta a la distinción que debe hacerse entre lo que -en el capitalismo- no releva a un todo lógico y el no-todo femenino, porque el goce autorizado por el no-todo fálico escapa al discurso y está fuera de la imagen; el goce femenino en tanto tal es “lo que se sustrae”. Es aquello que ” sustrae” -como el mar- del “islote falo”19Lacan, J.¨El Atolondradicho¨, Op.Cit., pg.492., un islote en el que “se atrinchera”; por tanto, no puede parecerse al polimorfismo “en enjambres” de los goces contemporáneos que prescinden de los dichos, incluso si es también efecto del fracaso constitutivo de la relación con el sexo. Sacar los síntomas sexuales de la esfera privada no es sin un llamado a los otros que puedan legitimarlos. Esto no coincide con el “sin palabras” del goce femenino, lugar donde ninguna respuesta viene del Otro.

Así, la dispersión de las formas estalladas de goces sólo parodiaría el goce Otro que escapa al lenguaje y a la localización del significante y que más bien corre al lado de un abismo, aquel abierto por la ausencia del Otro del Otro.

Creer en La mujer o creer en una mujer

¿No deberíamos suponer más bien que hay, en este llamado a lo sin-límite, a lo “siempre nuevo” que la civilización requiere, el llamado de un superyó de goce, liberado del superyó edípico y del superyó materno? ¿Este superyó, femenino, es el que Lacan llama “surmoitié”20Ibid. en la prosopopeya de la esfinge de El atolondradicho? La esfinge pide al hombre que sea como Tiresias, o sea, que se castre. “Sé como las mujeres. ¡Rompe el yugo de la norma fálica!”, dicen hoy en día algunos discursos feministas a los hombres. Entonces, si un hombre comienza a creer en La mujer, La mujer como siendo todas las mujeres21Lacan, J. Seminario 22, ¨R.S.I.¨, clase del 21 de enero de 1975, inédito., entonces creerá que este Otro posee el saber sobre la relación sexual y será atraído por un goce que querrá comprender. Con sus riesgos. Porque al hacer existir “la Diferente, la Otra por siempre en su goce”22Lacan, J.¨Prefacio a El despertar de la primavera¨, Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2014, pg.589., devorándolo o persiguiéndolo. Como por una voz en la alucinación. O a la inversa, no tendrá otro recurso que difamarla. Difamarla es la otra cara de creer-La, incluso idealizarla. El enigma de este goce Otro perturba y desata un discurso de desprecio, incluso de violación, silencioso o acompañado de insultos, que rompe con “la exquisita cortesía [de la sexualidad] animal”, como dice Lacan23Lacan, J. El Seminario, Libro 18.¨De un discurso que no fuera del semblante¨, Op.Cit., pg.32. . Pero al hacerlo, los hombres no ganan nada sobre “[la] imposibilidad de saber eso que tiene que ver con el sexo”24Lacan, J.¨Actas de la Escuela Freudiana de París¨, Jornadas de Carteles n.18, Abril 1975. Una parte de estas actas está publicada en Revista Lacaniana número 15, EOL, Buenos Aires, Noviembre 2013, pero no se ubica allí esta referencia., porque esta imposibilidad es el correlato del hecho de que La mujer no existe.

“Creer en una mujer” es otra cosa. Esto es, para un hombre, creer en lo que una mujer puede decir sobre el síntoma que ella es para él, sobre el modo en el que goza de su inconsciente. También las mujeres de hoy, ellas hablan: ser menos creídas en los semblantes fálicos no les impide saber hacer existir los semblantes. En este sentido, si el gynaeceum ya no existe, es la palabra de las mujeres -entre ellas o con los hombres- la que hoy puede indicar un posible recurso al malentendido entre sexos, la reinvención de lo íntimo en la palabra. Las mujeres, excluidas de la naturaleza de las palabras25Lacan, J. El Seminario, Libro 20. ¨Aún¨. Op.Cit. Pg.89., pueden no saber lo que están diciendo, pero hoy quieren cuestionar qué fue y cuál es su condición y también qué vincula el síntoma de uno al de la otra. Lejos de la esfinge devoradora, de la sirena de voz encantadora o la Gorgona petrificante -y en el mejor de los casos-, una mujer puede entonces no decir verdades, pero tener un “decir” sobre la contingencia de una “relación intersintomática” cuando se produce. No es que este decir pueda como tal contrarrestar el malestar de la civilización y la dispersión de los lazos sociales, pero sí puede dar lugar a otro tipo de satisfacción que no eluda lo imposible. Este es quizás un nuevo impacto de las mujeres en la civilización. El psicoanálisis no lo objeta.

 

* Este artículo fue publicado en francés bajo el título ¨Parodies de jouissances¨, en  La Cause du Désir 2019/3 (n.103).
Texto traducido por Roberto Cordero y revisado por Liliana Aguilar. Publicado con la amable autorización de la autora.

  • 1
    Miller, J-A. ¨Una fantasía¨, en: Revista Lacaniana, número 3: Curar con el psicoanálisis, EOL, Buenos Aires, Agosto de 2005.
  • 2
    Lacan, J. ¨Prefacio a El despertar de la primavera¨, Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2014, pg.588.
  • 3
    Cf. Mazaurette, M. ¨Le sexe selon Maia¨, La matinale du monde, 7 de Julio 2019, disponible en internet.
  • 4
    Ibid, 2 de Junio 2019.
  • 5
    Miller, J-A. ¨Una fantasía¨, op. cit.
  • 6
    Lacan, J. ¨El atolondradicho¨, Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2014, pg.503.
  • 7
    Lacan, J. ¨La lógica del fantasma¨, Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2014, pg.346.
  • 8
    Lacan, J. El Seminario, Libro 20. ¨Aún¨. Paidós, Buenos Aires, 2008, pg.153.
  • 9
    Ibid, pg.88.
  • 10
    Lacan, J. Seminario 21, ¨Les non-dupes errent¨, clase del 11 de Junio de 1974, inédito.
  • 11
    Lacan, J. El Seminario, Libro 18. ¨De un discurso que no fuera del semblante¨. Paidós, Buenos Aires, 2006, pg. 139.
  • 12
    Inter-dit, ¨entre-dicho¨, es también interdit, ¨prohibido¨.
  • 13
    Ibid.
  • 14
    Miller, J-A. ¨La teoría del partenaire¨, en: Revista Lacaniana, número 19, EOL, Buenos Aires, Noviembre de 2015, pg.56.
  • 15
    Entrevista a Lacan realizada en 1974 por Emilio Granzotto, para la revista Panorama.
  • 16
    Lacan, J. Seminario 22, ¨R.S.I.¨, clase del 17 de Diciembre de 1974, inédito.
  • 17
    Juego de palabras entre tuable ¨matable¨ y tutoyable ¨tuteable¨
  • 18
    Lacan, J. El Seminario, Libro 19. ¨…o peor¨. Paidós, Buenos Aires, 2014, pg.149.
  • 19
    Lacan, J.¨El Atolondradicho¨, Op.Cit., pg.492.
  • 20
    Ibid.
  • 21
    Lacan, J. Seminario 22, ¨R.S.I.¨, clase del 21 de enero de 1975, inédito.
  • 22
    Lacan, J.¨Prefacio a El despertar de la primavera¨, Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2014, pg.589.
  • 23
    Lacan, J. El Seminario, Libro 18.¨De un discurso que no fuera del semblante¨, Op.Cit., pg.32.
  • 24
    Lacan, J.¨Actas de la Escuela Freudiana de París¨, Jornadas de Carteles n.18, Abril 1975. Una parte de estas actas está publicada en Revista Lacaniana número 15, EOL, Buenos Aires, Noviembre 2013, pero no se ubica allí esta referencia.
  • 25
    Lacan, J. El Seminario, Libro 20. ¨Aún¨. Op.Cit. Pg.89.