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Falo falacia que verifica lo RealNúmero 5

De la significación del falo a una falacia que testimonia lo real

Por 04/05/2021 mayo 13th, 2021 No Comments

ABSTRACT

La autora propone una manera de captar la obra del pintor Willlem de Kooning, a través de una clave de lectura del último Lacan: su planteo sobre el falo como falacia que verifica lo real, sobre el cuerpo y el goce femenino. Ubica también una lectura de Lacan sobre Lacan, en relación a la noción de falo. Así, desde el Seminario 23, focaliza una perspectiva del texto “La significación del falo”.
El lector encontrará los desarrollos que llevan a sostener a la autora, que hay una relación del sujeto con el falo que se establece independientemente de la diferencia anatómica de los sexos.

Willem de Kooning fue un pintor neerlandés que dedica una parte importante de su obra a las mujeres. Por el año 1952 realiza una serie de pinturas llamada Mujeres, expuesta en el MoMa, que causa un gran revuelo. Los lienzos perturban a los espectadores y a los críticos. John Elderfield, por ejemplo, en su ensayo denuncia la misoginia presente en ellos. Para este autor, en las pinturas se ven dos partes rivales. Habla de “trazos masculinos, musculosos…furiosos trazos que reflejan confusión interior” donde se asocia el adjetivo masculino como sinónimo de potencia. Ve en ello la carga de misoginia de la obra1Hustvedt, S. (2017). La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres. Ensayos sobre feminismo, arte y ciencia. Buenos Aires: Seix Barral. p. 38..

Siri Hustvedt, por el contrario, considera que Elderfield se equivoca. Para ella, el shock del espectador no lo provocan los vigorosos brochazos en relación con la figura, sino su percepción de alguien con rostro, una mujer que “parece loca” y parece sonreír y gruñir al mismo tiempo. Así, las mujeres de de Kooning se muestran cortadas, enormes, deformes. Mujeres que no pueden estar quietas, cómicas, monstruosas, sexuadas. Una de ellas tapa sus genitales. Otra tiene un pene, “una erección negro grisácea justo en la entrepierna”. Ninguno de los críticos ha reparado en estos elementos, no aparecen en sus ensayos. Pero Hustvedt se pregunta: en estas obras donde “los falos están presentes, ¿qué hay?” ¿Un par de hermafroditas? ¿La mujer que impacienta a de Kooning? ¿Una imagen del acoplamiento heterosexual? ¿Un hombre femenino? ¿Géneros que se mezclan y se combinan? ¿Todo lo mencionado más arriba?

Las pinturas de de Kooning nos llevan al planteo del último Lacan sobre el falo como falacia que verifica lo real, sobre el cuerpo y el goce femenino. Y con este Lacan también podríamos decir, al igual que Hustvedt, que los críticos de la obra de de kooning, que ven misoginia en sus telas, se equivocan al identificarse al desprecio de la época en relación al falo, en tanto “este es identificado como un instrumento de poder y dominación, que debe ser destituido para que la diversidad sexual se efectivice”2Laia, S. (2017). “Chicos y chicas no son (aun) hombres y mujeres” en Mediodicho 43, Hombres histéricos. Córdoba: EOL. p 54..

Sin embargo, una operación de lectura que vaya más allá, nos permitirá instrumentalizar el concepto de falo de otro modo.

En su seminario 23, al final de la clase llamada “De una falacia que testimonia lo real”, Lacan nos dice que habiendo tenido la oportunidad de releer “La significación del falo” tuvo la grata sorpresa de encontrar en la primera línea la descripción del nudo, como resorte de la castración. Lacan se sorprende al encontrarse con su nudo en un tiempo de su enseñanza en el que aún no lo había teorizado.

Vayamos entonces a esas primeras líneas de “La significación del falo”, uno de los últimos escritos lacanianos de lectura de Freud. La primera frase del escrito es efectivamente: “Es sabido que el complejo de castración inconsciente tiene una función de nudo”. Y este nudo, nos dice Lacan, está en relación, en primer lugar, a la estructuración dinámica de los síntomas y, en segundo lugar, a una regulación del desarrollo que da su ratio a este primer papel. Es decir, a “la instalación en el sujeto de una posición inconsciente sin la cual no podría identificarse con el tipo ideal de su sexo, ni siquiera responder sin graves vicisitudes a las necesidades de su partenaire en la relación sexual…”3, J. (1987 [1958]) “La significación del falo” en Escritos 2. Buenos Aires: Siglo veintiuno. p. 665.. Unos párrafos más adelante, Lacan va a aseverar que los hechos clínicos demuestran una relación del sujeto con el falo que se establece independientemente de la diferencia anatómica de los sexos.

Entonces, si bien con el Lacan estructuralista ubicamos el par falo – castración que da cuenta de la función simbólica, no es menos cierto que hay ya en este primer Lacan la intuición de que la castración va más allá de ello. Tiene función de nudo. A dicho nudo, como sabemos, finalmente lo llamará sinthome.

Podemos advertir, así, que mucho antes de haber establecido el concepto de “goce como tal”, independientemente de la diferencia anatómica y del género prestablecido, y antes de su tabla de la sexuación, Lacan ya sostenía la existencia de esa independencia.

Otro anticipo lo encontraremos en la lectura que Lacan hace en Ginebra del caso Juanito, cuando refiere al goce troumatique que “el niño descubre primero en su propio cuerpo”4Lacan, J. (1974). “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”, en Intervenciones y textos 2, Buenos Aires: Manantial. p. 128..Se trata de un goce que no es autoerótico como lo consideraba Freud, sino que es “lo más hetero que hay” (del griego heteros: lo radicalmente diferente, lo Otro). Se trata de un goce incomprensible que se impone a Juanito, extraño, ajeno, por fuera de la consistencia imaginaria del cuerpo, sin sentido.

La significación del falo es, como vemos, ya desde el primer tiempo lacaniano, un límite que ubica a los seres hablantes, más allá de su anatomía, donde el primado del falo se situará, al principio, en el orden simbólico. Luego, Lacan dirá que el falo es el “significante del goce”5Lacan, J., “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano” en Escritos 2. Buenos Aires: Siglo veintiuno.. Y esta nueva torsión es la que nos permite captar que el poder de significación del falo, no se aplica únicamente al dominio del significante, sino también al dominio del goce.

Así, del lado del dominio del significante, el falo es correlativo con la castración. Mientras que en el dominio del goce, el falo se presenta ya castrado para los seres hablantes y no existe, más que uno solo, que no queda sometido a la función fálica. Ese menos, implícito en la función fálica, se traducirá en un más porque da lugar a que emerja un goce suplementario propio del goce femenino6Di Ciaccia, A. (…) “Lo real del sexo” en Lacan Cotidiano 912. . Cuestión que encontraremos en el Seminario Aún.

Más adelante en la enseñanza de Lacan, como elucida Miller, el goce femenino, que no es el goce de la mujer, es lo que dará lugar al goce como tal, el goce singular, goce Uno, de la ultimísima enseñanza, donde no interesa el goce anatómico7Miller, J-A. (2011). “El ser y el uno, clase ¿qué es lo real?” en Mediodicho 45 La pesadilla. Córdoba: EOL..

Esta intuición lacaniana entonces, empieza a cobrar consistencia cuando finalmente queden asociados falo y real. Lacan en este seminario 23 lo dirá así: “el falo tiene el papel de verificar que el falso agujero es real”8Lacan, J. (2006 [1975]). El Seminario. Libro 23. El sinthome. Buenos Aires: Paidós, p. 116.. Lacan sostendrá también que el único real que verifica cualquier cosa es el falo, en tanto sostén de la función significante, función que, como lo subraya en “La significación del falo”, crea todo significado. Entonces, el falo parece ser, por un lado, un real que verifica cualquier cosa, y por el otro, algo que verifica lo real.

Si volvemos a las pinturas de de Kooning, ya se nos hace un poco más evidente que los críticos que se horrorizaron con su supuesta misoginia terminaron enredados por el falo como falacia, como semblante de virilidad.

Lo que estas pinturas revelan es más bien el falo como significante del goce Uno. Es lo que se puede captar del “saber hacer” del artista, el efecto de real detrás de esos trazos, que remiten al falo en tanto objeto privilegiado del goce más singular, el que no engaña.

  • 1
    Hustvedt, S. (2017). La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres. Ensayos sobre feminismo, arte y ciencia. Buenos Aires: Seix Barral. p. 38.
  • 2
    Laia, S. (2017). “Chicos y chicas no son (aun) hombres y mujeres” en Mediodicho 43, Hombres histéricos. Córdoba: EOL. p 54.
  • 3
    , J. (1987 [1958]) “La significación del falo” en Escritos 2. Buenos Aires: Siglo veintiuno. p. 665.
  • 4
    Lacan, J. (1974). “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”, en Intervenciones y textos 2, Buenos Aires: Manantial. p. 128.
  • 5
    Lacan, J., “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano” en Escritos 2. Buenos Aires: Siglo veintiuno.
  • 6
    Di Ciaccia, A. (…) “Lo real del sexo” en Lacan Cotidiano 912.
  • 7
    Miller, J-A. (2011). “El ser y el uno, clase ¿qué es lo real?” en Mediodicho 45 La pesadilla. Córdoba: EOL.
  • 8
    Lacan, J. (2006 [1975]). El Seminario. Libro 23. El sinthome. Buenos Aires: Paidós, p. 116.